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Cómo se realiza el acompañamiento respetuoso


Comenzaré diciendo que no hay una manera única de realizar un acompañamiento respetuoso, más bien cada persona debe sentirse a gusto para que fluya de manera natural y no sea algo impostado, pero en continua revisión, autoevaluación y aprendizaje, de forma que los cambios surjan de una reflexión profunda que nos lleve a querer integrarlos de manera consciente y convencida.

Por otra parte, aunque sea extrapolable, mi experiencia se basa en peques de hasta tres años y los ejemplos irán enfocados a esa franja de edad.

Daré unas pinceladas de lo que hacemos en mi espacio de trabajo y según he aprendido en base a mi formación y experiencia profesional desde hace casi cinco años y personal en el ámbito familiar de mi hogar desde que fui madre hace dieciséis meses y sin perderme explicando la justificación de cada punto ni las teorías de cada autor en las que se basa esta práctica para que sea más sencillo de leer y más breve, pero no descarto realizar sucesivas entradas para hablar de Montessori, Pikler, Stern, Wild, Aucouturier... o de puntos concretos para desarrollarlos más en profundidad.

CUÁNDO INTERVENIR

Cuando hablamos de acompañamiento respetuoso nos referimos a una forma especial de tratar a los niños y niñas de una manera personal y delicada, interviniendo solamente en conflictos que tengan dificultades para gestionar por ellos mismos, en función de su edad, pero también actuando como asistentes en el fluir de su actividad. Intentando mantener un equilibrio para que prime su autonomía y desarrollo personal.
Es primordial fomentar el movimiento libre y nunca forzar ni prestar una ayuda innecesaria que les robe sus logros.

LÍMITES 

Erróneamente se tiende a pensar que se les deja a los niños hacer lo que quieran y eso tiene muchos matices, ya que es muy importante y básico establecer límites adecuados para sus procesos de aprendizaje y atención a su etapa de desarrollo, proporcionando, en todo momento, un lugar seguro donde se respete el juego de cada criatura y su espacio personal. Es decir, velando constantemente por la seguridad, armonía y tranquilidad de cada personita.
Os pongo ejemplos: Un límite claro es que no se quiten objetos de la mano, invadan el juego de otro niño si no le apetece compartirlo y por supuesto que no haya ningún tipo de agresión ni física ni verbal. Por otra parte si el espacio está bien adaptado, podrán evitarse muchos límites necesarios para su seguridad. Siempre es adecuado revisar cuando vemos que un límite tapona el fluir de la actividad constantemente porque quizás con algún tipo de adaptación solucionemos un problema. Por ejemplo, si vemos que les llama la atención un objeto que no queremos que manipulen, quizás no debería estar a la vista hasta que puedan alcanzar la capacidad de comprender por qué no deben usarlo, o debamos cambiarlo de lugar a otro más seguro.

AUTONOMÍA 

Es importante respetar y fomentar los hábitos de autonomía tanto en el juego, como en acciones de cuidado personal, alimentación, higiene... Teniendo en cuenta sus procesos evolutivos y capacidades. Por ejemplo a la hora de ponerse o quitarse los abrigos, de comer, de subirse a juguetes como columpios, toboganes o balancines...

CÓMO COMUNICARNOS

Algo esencial es la manera de dirigirnos a los peques. La comunicación debe ser respetuosa, mediante la escucha activa y la comunicación no violenta y libre de juicios (esto merece post aparte) con un tono de voz y una actitud calmada, suave y tranquila.
Ponerse a su nivel, de manera que las miradas conecten en horizontal, facilita mucho. Probad a hablar con alguien que esté de pie mientras estáis sentados, ¿no os sentís incómodos? Si además no tuvieseis la posibilidad de levantaros podríais sentiros hasta intimidados.
Agacharse, sentarse o ponerse de rodillas, para eliminar así esa diferencia de tamaño, merece la pena.
Cuidar el nivel emocional es otro factor que no podemos olvidar, poniendo palabras a sus sentimientos sin censurarlos, utilizando un lenguaje sencillo y conciso tanto para ello como para delimitar los límites sin perdernos en palabras y explicaciones.

NO DIRIGIR JUEGOS 

Por otra parte los adultos somos muy dados a dirigir juegos y actividades, "enseñar a jugar". Son los niños y niñas quienes, de manera autónoma, deberían descubrir y utilizar los diferentes materiales desarrollando un juego libre. Y aquí van dos frases que me encanta usar: "Nunca un juego que proponga un adulto será más rico que el que invente un niño" y "cuanto menos haga un juguete, más hará el cerebro del niño".
En otra ocasión trataré también el tema de los materiales y como muchas veces es más enriquecedor preparar objetos cotidianos que tenemos por casa (para realizar juego heurístico) que gastar dinero en según qué juguetes.
En definitiva, mimar el proceso del juego personal y profundo y dotarlo de importancia, ya que es el motor del aprendizaje y por lo tanto de la vida.

Si tenéis alguna duda, pregunta, apreciación o sugerencia, podéis dejarme un comentario en este post o mediante las vías que aparecen dentro de la página de contacto y os contestaré gustosa.

Abrazos de nube.

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